viernes, 18 de diciembre de 2009

La autovía de Jaca, medio congelada

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¿Es uno de los miles de vascos aficionados al esquí? Malas noticias. Aún tendrá que seguir soportando unos cuantos años más los atascos, las curvas y los sustos en sus desplazamientos a las estaciones del Pirineo aragonés, a Astún, Candanchú, Panticosa o Formigal. La autovía del Pirineo, la que conecta Pamplona y Jaca, sólo avanza en territorio navarro, donde a finales de este año o principios de 2010 se abrirán otros 7,5 kilómetros. En terreno aragonés, por donde discurren cerca de 50 kilómetros de su trazado hasta Jaca, no sólo no progresa, sino que se ralentiza: uno de los tramos ha tenido que ser paralizado porque la empresa que lo construía ha caído en concurso de acreedores. Y para el resto, apenas hay dinero en los Presupuestos Generales del Estado.

Este invierno, sin embargo, a los vascos les parecerá que algo se ha avanzado. En los últimos meses se han abierto dos pequeños tramos y ya se puede circular por autovía a lo largo de unos 21 kilómetros, desde Pamplona hasta las cercanías de la localidad de Izco, aún en Navarra. El siguiente trecho que se pondrá en funcionamiento irá de Izco a la Venta de Judas, por lo que los kilómetros operativos llegarán a la treintena. La comunidad foral pretende terminar su parte de la carretera -le corresponden unos 44 kilómetros- para finales de 2011 ó inicios de 2012. Y sus dirigentes políticos, como la consejera de Transportes Laura Alba, no han ahorrado críticas a sus homólogos aragoneses y al Ministerio de Fomento -quien construye la autovía fuera de Navarra, que tiene transferida la competencia-.

En Aragón, de hecho, el panorama es bien distinto. El horizonte de finalización de la autovía entre Jaca y el límite provincial, cerca del embalse de Yesa, se sitúa en el año 2014, dentro de un lustro. No hay ningún kilómetro construido en territorio aragonés, aunque hay algunos tramos en obras que suman unos 15,5 kilómetros. En otros 35,7, sin embargo, ni siquiera se han contratado los proyectos. El caso más preocupante es el que afecta a un pequeño segmento de 4,4 kilómetros entre el límite de ambas comunidades y la localidad de Tiernas, a orillas del embalse.

La constructora a la que se le había adjudicado, la firma Teconsa, entró en septiembre en concurso de acreedores, una vez que había iniciado los trabajos, que ha tenido que paralizar. Este tramo, destinado a dar continuidad a la carretera una vez abandonada la Comunidad Foral Navarra, debía estar concluido para el próximo enero. Sin embargo, lo más probable es que su conclusión se demore unos dos años, pues parece necesario volver a licitar el contrato de obras. Teconsa ha aparecido como firma implicada en la red 'Gürtel'.

'Cuellos de botella'

La A-21, como se denomina la nueva autovía, forma parte del eje Pamplona-Jaca-Huesca-Mediterráneo, un corredor de gran magnitud que en Navarra se aprovechará para mejorar la comunicación de la zona oriental de la comunidad -Lumbier, Sangüesa y Yesa, en particular, así como los valles de Salazar y Roncal- con la capital. En segundo lugar, la vía rápida formará igualmente un gran eje de desplazamientos de todo el norte del valle del Ebro. Desde Jaca cambia de denominación y pasa a llamarse A-23 y A-22 en sus sucesivos tramos hasta Huesca y Lleida.

Entre Pamplona y Jaca, la A-21 y la carretera nacional a la que sustituye de forma progresiva, la N-240, tienen un tráfico que ronda los 10.000 vehículos diarios, aunque con puntas que pueden llegar a duplicar este aforo durante los fines de semana de temporada de esquí. A lo largo de la vieja 'nacional' existen diversos 'cuellos de botella' que provocan importantes retenciones en esos momentos de máxima afluencia a las pistas pirenaicas.

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